"No son manías"
Este proyecto nace de la necesidad de gritar sin tapujo alguno y de una vez por todas:
- Sí, tengo Trastorno Obsesivo-Compulsivo y no me avergüenzo de ello.
Desde que comencé a manifestar los primeros signos, hace ya más de una década, hasta que me fue diagnosticado pasaron varios años. Fue durante el transcurso de este periodo, en el que desconocía lo que me sucedía, cuando comencé a utilizar el dibujo, la pintura, como herramientas mediante las que desahogarme, plasmando sobre papel todo cuanto me atormentaba. Durante dicho proceso hallaba cierta sensación de paz al dar orden, a través de imágenes, a todas esas aterradoras ideas que aparecían involuntariamente en mi cabeza. Hoy puedo afirmar sin temor a equivocarme que estas extraordinarias disciplinas y el amor que sentía hacia ellas me salvaron la vida, al convertirse en aquel lugar en el que refugiarme de la desesperación y el caos en los que vivía sumido.
Es por ello que uno de los principales objetivos de este proyecto es dar a conocer la utilidad de dichas actividades plásticas como una parte complementaria a la terapia durante el proceso de recuperación. Considero de suma importancia hallar algo que verdaderamente nos apasione y a lo que podamos aferrarnos durante este largo y tortuoso camino. Aquello que, cuando tropecemos y caigamos, nos ayude a levantarnos y seguir hacia delante.
Pero quizás, lo más crucial, sea dar visibilidad, en este caso a través del arte, a un problema tan banalizado como incomprendido, con la intención de ayudar en la medida de lo posible a quienes se ven afectados directa o indirectamente por él pues, solo al ser conscientes de su existencia, se podrá pedir la ayuda profesional necesaria para dejar de sufrir en silencio y soledad, ya sea por desconocimiento o por temor al estigma.
Así pues, el resultado que aquí os presento, es una colección de diversas piezas pictóricas que reflexionan, conceptual y visualmente, sobre las enfermedades mentales en general y el Trastorno Obsesivo-Compulsivo en particular, a través de mi propia experiencia y de los testimonios de algunos afectados que han decidido ser partícipes de la propuesta. Las obras, que ya han sido expuestas en mi ciudad natal, aportan al espectador una visión general de lo que es vivir bajo la influencia de esta afección. Además, durante el transcurso de este evento, se organizaron charlas sobre el tema que nos ocupa a fin de facilitar información útil, se aportaron lugares a los que acudir para solicitar ayuda y parte de los beneficios obtenidos de la venta de las pinturas mostradas fueron destinados a la "Asociación TOC Granada" para que puedan tratar de manera gratuita a aquellas personas afectadas que no tienen los recursos necesarios para hacer frente a la terapia.
Es uno de los proyectos más enriquecedores que he creado a la vez que liberador y, es mi intención, que siga creciendo con nuevas obras que iré creando para poder presentarlo otras galerías y salas del país.
Por otro lado y, para que podáis conocer de manera más detallada la condición aquí tratada, os dejo a continuación un texto en el que se describen sus principales rasgos:
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo o TOC es un trastorno mental caracterizado, principalmente, por dos síntomas.
El primero son los pensamientos intrusivos u obsesiones que aparecen de manera espontánea, independientemente de la voluntad de la persona, altamente perturbadores, y que llegan a ser tan frecuentes y persistentes que sumergen al afectado, inevitablemente, en un estado de pánico absoluto y constante angustia o ansiedad. Esto puede ser, por ejemplo, la creencia de estar padeciendo una grave enfermedad que aún no le ha sido diagnosticada o el temor de que algo terrible les va a suceder a sus seres queridos.
Esto desencadena, irrevocablemente, el segundo componente: las compulsiones, que pueden ser físicas (se pueden observar) o mentales; catalogando al TOC de tipo motor en el caso de las primeras y de tipo puro cuando solo se dan estas últimas. Pero, ¿qué entendemos por compulsiones? No son sino aquellas conductas repetitivas que el individuo realiza para tratar de neutralizar de algún modo el malestar que dichas ideas le generan, tomando forma de rituales o reacciones exageradas de resistencia, que incluso el enfermo puede llegar a reconocer como absurdas e irracionales, pero que es incapaz de controlar o evitar. En mi caso, por citar solo una de ellas, lavaba mis manos concienzudamente una y otra vez, incluso con lejía, hasta hacerlas sangrar.
Aún se desconocen las causas exactas que hacen que se desarrolle este trastorno, pero factores como la genética o la vulnerabilidad psicológica pueden desempeñar un papel fundamental.
Esta condición está catalogada como una de las diez enfermedades psiquiátricas más incapacitantes de la actualidad. Se estima que al menos un 3% de la población la padece siendo, sin embargo, una gran desconocida para la sociedad en general. La culpa o la vergüenza asociadas a esta patología hacen que un paciente tarde varios años en pedir ayuda profesional, sufriendo innecesariamente todo este tiempo en la más absoluta soledad. No hablar de ello por desconocimiento o mirar hacia otro lado, a pesar de que no sea con malas intenciones, conduce al tabú, al aislamiento y, como última consecuencia, a la falta de un diagnóstico y de las herramientas necesarias para superarlo. Además, el TOC, puede ocultarse con relativa facilidad por lo que alguien muy cercano a nosotros podría estar padeciéndolo sin que lleguemos a saberlo nunca.
Pero hay una buena noticia: con el tratamiento adecuado las tasas de mejoría clínica significativa se encuentran en torno al 80%. Es posible vivir y ser feliz padeciendo TOC. Pero, para eso, debemos evitar que se confunda con una cómica excentricidad o con, cómo suele decirse, estúpidas manías.